Antes de Navidades ya estaban a puntito y, a la vuelta, hemos querido asegurarnos de que no se les había olvidado y eran capaces de abrocharse y desabrocharse ellos solitos... y ¡COMPROBADO... Así que sumamos a nuestro club del mandilón a Eduar y a Mateo que, esta semana, se fueron a casa encantados con sus carnets acreditativos.
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